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Política

El ascenso de la extrema derecha en Europa

El ascenso de la extrema derecha en Europa

El pasado domingo Bélgica celebró elecciones municipales y confirmando los pronósticos quedó al descubierto el ascenso de la extrema derecha en este país europeo. La coalición liberal-socialista que ejerce actualmente el gobierno belga sufrió un duro varapalo y tanto socialistas, como liberales redujeron considerablemente su porcentaje de votos. Por el contrario la democracia cristiana (CDV) y la ultraderecha (VB) aumentaron de forma notable su representación municipal en numerosas localidades de Bélgica. En estos comicios electorales quizás el factor más relevante fue el papel jugado por la extrema derecha, y más concretamente por el partido Vlaams Belang (Interés Flamenco) que consiguió un 12% de voto superando considerablemente sus resultados en las elecciones anteriores. Este partido que se define como nacionalista e independentista flamenco representa el modelo ultraderechista de otros partidos europeos (como el Front National de Le Pen en Francia) y centra su discurso en el rechazo a la inmigración ilegal. De marcado carácter racista y xenófobo combina una ideología ultraliberal en lo económico con otra ultraconservadora en lo social.

El nuevo panorama político de Bélgica recrea la situación que viven muchos países europeos en la actualidad al contemplar como las propuestas de la extrema derecha calan en la sociedad. Podemos comprobar como el modelo político y social de Europa entra en crisis y como comienzan a ser tenidas en cuenta algunas soluciones, en ocasiones extremistas, a los problemas que afectan a los ciudadanos europeos. Uno de estos problemas centrales es, sin lugar a dudas, la inmigración. La llegada masiva de inmigrantes a los países de Europa huyendo del hambre y la miseria ha producido reacciones diversas, pero el control de la inmigración ilegal se hace necesario para una amplia mayoría. Frente a esta situación y aprovechando la coyuntura política los partidos europeos de ultraderecha han unido a sus discursos escasamente democráticos intolerantes actitudes de racismo y xenofobia. La ultraderecha europea ha sabido canalizar de forma fanática y violenta el rechazo social a la inmigración para obtener rédito electoral y conseguir un hueco en los bipartidistas sistemas políticos europeos. La crisis cultural, el aumento del paro y el deterioro de los servicios públicos son algunos de los problemas que se ven causados por la inmigración. El extranjero se ha convertido en el primer enemigo y en el chivo expiatorio de los problemas del sistema capitalista y neoliberal.

Con el auge de la ultraderecha se ve atacado frontalmente el modelo de una Europa social, pacífica y democrática que se definió a lo largo de la historia y los valores que la han inspirado y la inspiran, como la libertad, la igualdad, la paz, la tolerancia, el progreso… En un futuro no muy lejano Europa deberá afrontar las consecuencias del ascenso de la extrema derecha. Las contradicciones y problemas del sistema neoliberal provocan que los ciudadanos desencantados adopten posturas cada vez más radicales en la búsqueda de soluciones y la ultraderecha encontrará en esto una buena conexión a su discurso fanático y exaltado. Con sus actitudes de marcado carácter violento las democracias europeas corren el riesgo de ser gravemente deterioradas por la crispación y la división social que producen este tipo de partidos políticos. Unido a esto, escasos son los factores que los partidos políticos de extrema derecha podrán aportar al avance y progreso de los países europeos, sus actitudes racistas y xenófobas marcarán el rumbo de la Unión Europea, como es el caso de su rechazo a que Turquía se convierta en país miembro de la UE,  y de los sistemas democráticos, como el retroceso en materia social que supone su oposición a los matrimonios homosexuales, el aborto o la eutanasia. Sin lugar a dudas el ascenso de la ultraderecha marcará un antes y un después en la historia de Europa.

 Alberto Hidalgo Hermoso 

*Este artículo ha sido publicado en varios medios de comunicación digitales y redes de información alternativa como: 

-Periódico La República:

http://www.larepublica.es/article.php3?id_article=2213

 

-Extremadura al día:

http://www.extremaduraaldia.com/cartas-al-director/el-ascenso-de-la-extrema-derecha-en-belgica-y-sus-consecuencias-en-europa/25797.html 

-Kaos en la red:

http://kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=24784 

-Información Alternativa de Extremadura:

http://infoalternativaextremadura.blogia.com/

Víctimas del olvido

Víctimas del olvido

Algunos proverbios milenarios afirman que para la creación de algo nuevo es necesaria la destrucción de lo anterior. Lo que no recogen estos proverbios es si lo novedoso debe ser o no más positivo que aquello que le antecedía. Un 18 de julio, tal día como hoy, nuestro país vivió un brutal golpe de estado encabezado por el General Franco y sus secuaces que dio al traste con los avances y progresos conseguidos durante la II República, y que después de una cruenta guerra civil instauró un nuevo sistema de miedo y represión. El golpe del 18 de julio puso fin a varios años de importantes cambios y reformas, pero lo más importante, destruyó los sueños e ilusiones de miles de ciudadanos que pusieron en un sistema legítimo y democrático como la república sus únicas esperanzas para abandonar el retraso y la miseria. Estos mismos heroicos ciudadanos que lucharon en las trincheras contra el fascismo y por la democracia fueron luego vencidos y despojados de su libertad. El miedo, la represión, el silencio obligado, el exilio… marcaron sus vidas durante el franquismo y aún hoy todos los defensores de la democracia y el progreso tenemos una gran deuda con ellos.

 

A partir de 1939 con la derrota en la contienda civil llegó para los luchadores republicanos el principio del fin. Las cárceles, los cementerios o el exilio, para los menos desafortunados de esta tragedia, fueron sus destinos. Los penales se llenaban de condenados, las fosas comunes acogían los cuerpos de los miles de asesinados y los caminos hacia Francia eran invadidos por la huída de los exiliados, muchos de los cuales ya no volverían a ver su país. El fascismo había triunfado con la ayuda de Hitler y Mussolini y la muerte perseguía a los defensores de la democracia y la libertad.

 

Durante la dictadura franquista las víctimas de esta sinrazón fueron obligadas a seguir cumpliendo su condena. Ni el perdón ni la misericordia prometidos por el Caudillo no llegaron jamás y por el contrario se intensificó la persecución contra todos aquellos que habían permanecido leales a la república. De nuevo más odio, represión, detenciones, torturas, penas de muerte…, mientras que miles de luchadores, aunque ya vencidos, seguían manteniendo vivos en sus corazones los ideales de libertad, igualdad y progreso.

 

Cuarenta años transcurrieron de continua represión, pero también de infatigable resistencia y lucha clandestina y la muerte encontró por fin al Caudillo. Sin embargo la caída de la dictadura y la transición democrática no supusieron un reconocimiento para aquellos que habían  muerto y luchado por el régimen republicano. Los pactos de silencio y la política de reconciliación nacional hicieron que todo intento de recuperación de la memoria histórica fuera interpretado como un afán por reabrir viejas heridas y sembrar confrontación entre los españoles. Todo esto unido a la traición de importantes partidos de izquierda al renunciar a la república como forma de gobierno y al aceptar al monarca impuesto por Franco condeno de nuevo a las víctimas del franquismo. En esta ocasión no fue una condena dictada en tribunales de guerra por generales fascistas, esta condena dolía mucho más, era la condena al olvido y al silencio. La tan ansiada democracia no supo responder a los que tanto habían luchado por ella y las fosas comunes de tantos luchadores fue cubierta por más y más tierra de olvido.

 

En la actualidad, cuando se cumplen 75 años de la proclamación de la II República española y 70 años del criminal golpe de estado del General Franco, ha llegado el momento de reflexionar, de volver la vista atrás, de recordar nuestro pasado y rescatar los ideales democráticos por los que tantos lucharon durante la contienda civil y el franquismo. Han transcurrido ya muchas décadas desde que la barbarie mostrara su disfraz más cruel con una guerra fratricida, entre hermanos, pero aun no podemos decir que las heridas estén completamente sanadas. Hay todavía un bando que tiene a muchos muertos olvidados en las tapias de los cementerios, en las cunetas de las carreteras, en las fosas comunes. Hoy debemos rescatar a nuestros muertos del olvido y reparar la dignidad de aquellos que lucharon por la libertad, la igualdad, el progreso. Por justicia la sociedad actual debe hacer un esfuerzo por recuperar la memoria histórica de nuestro pasado más reciente y saldar la deuda que tenemos con los que defendieron la democracia frente al fascismo y la reacción. Y después de tantos años de olvido no hay ni habrá mejor forma de homenajear y recordar a estos heroicos luchadores que siguiendo sus pasos en la construcción de un mundo más libre, justo e igualitario.

 

Alberto Hidalgo Hermoso


*Este artículo ha sido publicado en diversos medios de comunicación digitales y redes de información alternativa como:


-Periódico La República:

http://www.larepublica.es/article.php3?id_article=1182


-Extremadura al día:

http://www.extremaduraaldia.com/cartas_al_director/victimas_del_olvido.html


-Kaos en la red:

http://kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=21123

 

-Información Alternativa de Extremadura:

http://infoalternativaextremadura.blogia.com/

 

Monarquía vs República

Monarquía vs República

Ayer, navegando por la red, llegó a mí una encuesta internauta titulada: ¿Monárquico o Republicano?. Como todos ustedes sabrán, este tipo de encuestas representan un recurso útil que puede ser utilizado por todos los ciudadanos para reflexionar sobre que forma de gobierno respaldan los españoles. En esta encuesta habían participado 5823 personas que desearon expresar su opinión sobre este tema. Analizando los datos minuciosamente observé la gran mayoría republicana que allí se hacía presente. En efecto, para sorpresa de muchos, los republicanos representamos un 65.16% (3794 personas), frente a la minoría monárquica e indiferente apreciada, de un 26.86% (1564 personas) y de un 7.99% (465 personas) respectivamente. Estos resultados me hicieron recordar las importantes movilizaciones ciudadanas de las que hemos sido participes directos en defensa de nuestros derechos como ciudadanos. En ellas hemos podido comprobar como está prendiendo el ideal republicano entre la ciudadanía, hasta el punto de que la reivindicación de la república  está cada vez más presente en todos los actos, y concretamente en la presencia masiva de la bandera tricolor, símbolo de la lucha del pueblo español por su libertad, que vuelve a tomar las calles de nuestro país. Sin embargo, el Gobierno actual y los poderes políticos responden a las demandas de los ciudadanos con el desarrollo de un programa legislativo profundamente reaccionario, con actitudes autoritarias que limitan, cuando no niegan y reprimen el ejercicio de los derechos democráticos elementales. Cuando se cumplen varias décadas de la Constitución de 1978 aflora su carácter limitado que impide afrontar los principales problemas a los que se enfrenta el Estado español desde una perspectiva democrática y participativa. Con respecto a todo esto, lo más democráticamente correcto sería promulgar un referéndum para que sea el pueblo soberano quien decida el modelo político que desea, Monarquía o República, y a partir de esto adoptar un forma de gobierno, con carácter democrático, popular y federal, como único marco posible para el desarrollo de la democracia y de las libertades que todavía hoy se nos niegan indirectamente.


La República fue, es y será una alternativa válida en todos los ámbitos para avanzar hacia la plena soberanía de nuestro pueblos erradicando para siempre los privilegios provinentes de clase y para lograr que se haga realidad el ideal de Libertad, Igualdad y Fraternidad que todos anhelamos.
 

Alberto Hidalgo Hermoso